En estas fechas de fin de temporada en deporte base, muchas familias comienzan a pensar en donde jugará su hijo la próxima temporada. Algo que no hace muchos años no ocurría hasta el verano. Normalmente, lo lógico es pensar en que el jugador/a lo haga con sus amigos y donde más a gusto y contento esté, pero con la fiebre de las últimas épocas de los clubes que “mercadean” y “trafican” ofreciendo el oro, el moro y el paraíso, la incertidumbre llega a los papás/mamás que creen que un cambio de aires a otros clubes con más “prestigio”, más “nombre”, más “venta de humo” propicia el salto definitivo hacia el maná del fútbol.
Y hablo de fútbol formativo donde se debe priorizar el juego y una metodología de entrenamiento didáctica y constructiva por encima del resultado, del marcador, y de las divisiones en las categorías.
La paciencia en deporte base debería ser la protagonista por encima de todo. No se dan cuenta, en muchos casos, que dar saltos grandes no solo a nivel físico sino también a nivel de intensidades, de volumen de trabajo, de hábitos de entrenamiento, de adaptaciones físicas y fisiológicas y por supuesto, de adaptación social y cognitiva; va a provocar no un salto adelante sino una posible falta de control, la llegada de la falta de confianza y todo ello estará condicionando una entrada en meseta de rendimiento y crecimiento, una aparición fulgurante de la desmotivación y un abandono prematuro.
Esto último es lo más grave en la antesala de la adolescencia. Un preadolescente desengañado por el deporte es un arma de triple filo.
Papás y mamás, no os dejéis engatusar por la llegada de la incertidumbre provocada por llamadas que prometen posicionar a vuestros hijos en el reino de los dioses futboleros pues ya habrá tiempo para llegar. Siempre quemando etapas y siempre respetando el desarrollo técnico, físico y cognitivo. En el (quizá lejano o no tanto) año 2024 la mayoría de estos niños de fútbol 7 aún no serán mayores de edad. No queramos dar trato evolutivo a un chaval de 10-11 años como si ya estuviera a las puertas del mundial de Qatar 2022.
Para mí son más importantes los pequeños pasos que damos cada día que un gran paso que probablemente nos ayude a un gran avance y que luego, al no mantener ni esfuerzo, ni intensidad ni constancia te provocan un estancamiento o incluso un paso atrás o un abandono. Pequeños gestos cotidianos, a priori insignificantes, son los que dan lugar al hábito o al resultado que pretendemos.
La paciencia es un valor que todos tenemos aunque pocos practiquen ser pacientes. Lo que ocurre es que aunque podamos optar por la paciencia, se vive tan deprisa que todo lo queremos de forma inmediata. No nos precipitemos en la educación de nuestros hijos.
“La gente se apura constantemente por llegar a ningún lado” (Andrés Calamaro)