miércoles, 8 de mayo de 2019

CÓMO HUIR DE CLUBES DEPORTIVOS TÓXICOS

El momento en el que una familia elige la actividad deportiva para sus hijos pequeños es muchas veces crucial para el futuro educativo de estos. Y no ya sólo es decisiva la elección del deporte a realizar sino también la entidad o club. La entidad que dispone de directivos y entrenadores que tienen como objetivo educar desde el deporte es la que toda familia debe elegir  al igual que se busca el mejor colegio o la mejor ludoteca, no sin dejar a un lado el aspecto competitivo, el cual deberá ir creciendo acorde con la edad y con la demanda racional del deportista o equipo.
Aquí aparece el conflicto entre ganar o crecer deportivamente, y por supuesto, que las familias tienen diferentes perspectivas; pues la buena dinámica del grupo donde juegue su hijo irá inclinando la balanza hacia buscar el resultado y el afán competitivo y, por otro lado, una mala dinámica de resultados propiciará que las familias busquen que el niño opte porque se divierta cuando entrene, participe en las competiciones y no se disguste demasiado cuando pierda. Así se ha montado el deporte base y no hay muchas otras opciones.
Pero la clave, reitero, es saber elegir el club deportivo adecuado. En la mayoría de los casos se busca, cuando los niños son pequeños, la comodidad de la cercanía sin hacer mucho caso a la calidad de las instalaciones, a la formación de los entrenadores, educadores y a la fiabilidad de los directivos. Cada vez hay más ayudas para las óptimas instalaciones, cada vez hay más formación para los entrenadores por lo que las diferencias entre clubes tienden a ser mínimas , así la clave puede estar en los directivos y en los directores deportivos del colectivo de cuerpos técnicos.
Aquí la “fauna” es muy diversa, por un lado aparecen los clubes cuyo perfil es querer parecerse a un club profesional, siendo un club de niños/adolescentes en formación, son clubes que quieren tener a los mejores jugadores y les encanta fichar y arrebatar jugadores a otros clubes, separando a niños de un entorno donde se encuentran cómodos e incluso dejando apartados a los que llevaban toda la vida con ellos. Aquí, la ultima palabra la deberían tiene los padres y madres para ver que es lo más aconsejable.
Por otro lado, aparecen los clubes cuyo perfil es formativo buscando el crecimiento de sus equipos y jugadores con paciencia, temporada tras temporada, acogiendo a todos los usuarios que llegan, sea cual sea su condición y creciendo desde el entrenamiento.
Y por último, aparecen los clubes sin perfil. Los clubes que no saben qué objetivo tienen, que carecen de proyecto deportivo y que adolecen de estructura buscando ganar sea como sea, olvidando la formación e intentando pisar a los clubes rivales con triquiñuelas incluso saliéndose de la reglamentación.  Son clubes sin valores, sin rumbo, con directivos a los que les interesa más el bar del club que el crecimiento cualitativo de sus equipos.
Tened cuidado familias a la hora de elegir este tipo de faunas…

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