Ya lo dijo Sam Mussabini a Harold Abrahams en "Carros de Fuego": - Es una prueba sólo para neuróticos.
Cualquiera que no haya corrido nunca puede caer en la tentación de imaginarse que se trata de algo muy sencillo, que basta con enlazar zancadas y ya está. Puede que en el fondo sea así, pero lo cierto es que, como cualquier actividad que no dominamos, presenta sus complicaciones y hay que saber cómo afrontarlas. Por muchos manuales que existan sobre el tema, cada corredor es único y lo que funciona para unos no tiene porqué servir para otros, pero en líneas generales sí que pueden establecerse unas pausas aptas para todos.
La primera vez que yo corrí cien metros fue en una competición de verano en Marín, Pontevedra en un hotel de verano que prepararon unas pruebas. Un chaval bastante más mayor, dijo: Bah yo en la mili hice 13"4,esto está chupao. Yo me decía: uff 13 segundos debe ser muy rápido. Yo tenía 14 años y sabía que era rápido por el fútbol pero nunca me había medido así. Dieron la salida aprete los dientes y los puños y empecé a correr a tope.... al cabo de un rato miré a un lado y al otro... no había nadie...delante tampoco... y fue en ese momento cuando vi que cien metros son muy largos...la meta no llegaba y la sensación de que te iban a coger los de atrás cada vez era mayor. En la meta no me fijé a cuanto habían llegado los demás pero alguien me dijo que el segundo llegó a más de tres metros.
Al cabo de un par de años comencé a hacer atletismo.
Once años más tarde me encontraba en la final del campeonato de España absoluto, ya no era el juego de Marín, era algo más serio, quedaban atrás horas y horas de esfuerzo, muchos años de entreno y sacrificio. Victorias y derrotas. Competiciones arañando centésimas a tu mejor marca. Pero sobre todo las sensaciones que te dan los cien metros:
La cámara de llamadas y zona de calentamiento de los velocistas es un horno de tensiones y miradas desafiantes.Yo he conocido a todo tipo de atletas de diferentes disciplinas. El velocista por lo general es demasiado creído y chulo. Y así se demostraba incluso momentos antes de la puesta en los tacos. Allí había un sifín de gestos que los mediofondistas o maratonianos ni se les pasa por la cabeza: autogolpes en la cara, gritos, gente que habla sola, resoplidos...
Lo decía Mussabini... de neuróticos. Con el disparo de salida, se liberan muchas cosas: tensiones, rabia, energía contenida... una verdadera catarsis.
Salir y verte atrás es un auténtico purgatorio, si ves que remontas, te sientes como el ave Phenix pero si no, te notas el más lento del mundo aunque estés en la carrera más rápida de la historia.
Si te ves en cabeza, la tensión aumenta pues estás en tu trono del que nadie puede osar bajarte y la llegada es otro momento de catarsis, mucho más grande que la salida, incluso, si además has ganado.
Todo, todo estó multiplicado por mil es lo que debe haber sentido Bolt añadiendo su insultante confianza en si mismo y su insultante nivel de velocidad comparable con los velocistas de los años 2o40 y 2050.
Se puede correr cien metros en trece segundos y te puedes imaginar que puedes mantener tu máxima velocidad todo el rato. Y se mantiene, pero el rato dura poco, poquísimo.
Cualquiera que no haya corrido nunca puede caer en la tentación de imaginarse que se trata de algo muy sencillo, que basta con enlazar zancadas y ya está. Puede que en el fondo sea así, pero lo cierto es que, como cualquier actividad que no dominamos, presenta sus complicaciones y hay que saber cómo afrontarlas. Por muchos manuales que existan sobre el tema, cada corredor es único y lo que funciona para unos no tiene porqué servir para otros, pero en líneas generales sí que pueden establecerse unas pausas aptas para todos.
La primera vez que yo corrí cien metros fue en una competición de verano en Marín, Pontevedra en un hotel de verano que prepararon unas pruebas. Un chaval bastante más mayor, dijo: Bah yo en la mili hice 13"4,esto está chupao. Yo me decía: uff 13 segundos debe ser muy rápido. Yo tenía 14 años y sabía que era rápido por el fútbol pero nunca me había medido así. Dieron la salida aprete los dientes y los puños y empecé a correr a tope.... al cabo de un rato miré a un lado y al otro... no había nadie...delante tampoco... y fue en ese momento cuando vi que cien metros son muy largos...la meta no llegaba y la sensación de que te iban a coger los de atrás cada vez era mayor. En la meta no me fijé a cuanto habían llegado los demás pero alguien me dijo que el segundo llegó a más de tres metros.
Al cabo de un par de años comencé a hacer atletismo.
Once años más tarde me encontraba en la final del campeonato de España absoluto, ya no era el juego de Marín, era algo más serio, quedaban atrás horas y horas de esfuerzo, muchos años de entreno y sacrificio. Victorias y derrotas. Competiciones arañando centésimas a tu mejor marca. Pero sobre todo las sensaciones que te dan los cien metros:
La cámara de llamadas y zona de calentamiento de los velocistas es un horno de tensiones y miradas desafiantes.Yo he conocido a todo tipo de atletas de diferentes disciplinas. El velocista por lo general es demasiado creído y chulo. Y así se demostraba incluso momentos antes de la puesta en los tacos. Allí había un sifín de gestos que los mediofondistas o maratonianos ni se les pasa por la cabeza: autogolpes en la cara, gritos, gente que habla sola, resoplidos...
Lo decía Mussabini... de neuróticos. Con el disparo de salida, se liberan muchas cosas: tensiones, rabia, energía contenida... una verdadera catarsis.
Salir y verte atrás es un auténtico purgatorio, si ves que remontas, te sientes como el ave Phenix pero si no, te notas el más lento del mundo aunque estés en la carrera más rápida de la historia.
Si te ves en cabeza, la tensión aumenta pues estás en tu trono del que nadie puede osar bajarte y la llegada es otro momento de catarsis, mucho más grande que la salida, incluso, si además has ganado.
Todo, todo estó multiplicado por mil es lo que debe haber sentido Bolt añadiendo su insultante confianza en si mismo y su insultante nivel de velocidad comparable con los velocistas de los años 2o40 y 2050.
Se puede correr cien metros en trece segundos y te puedes imaginar que puedes mantener tu máxima velocidad todo el rato. Y se mantiene, pero el rato dura poco, poquísimo.
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