1 de febrero de 2009, Nadal gana en Australia y parece que su hegemonía sigue siendo apabullante, pero de repente el año se le vuelve en contra y Rafa se hace hombre, baja a la Tierra y comienza su andadura en el purgatorio. Mientras Alonso comienza al mes siguiente su nuevo proyecto de Fórmula 1, proyecto con más pena que gloria. Gloria ninguna. A Alonso se le terminan las excusas y decide fichar por Ferrari. Si en Ferrari no gana, será uno más en el ámbito internacional aunque nadie le puede quitar ser el mejor español de todos los tiempos. De momento. Al final del primer semestre el Barcelona, en fútbol se pasea y comienza a ganar todo. Liga, Copa , Champions. En liga, un mediocre Madrid le hace entrar en fase de incertidumbre pero a la hora de la verdad el Barça da un golpe histórico. 2-6. Nadie discute ya nada. No me imagino cuantos simpatizantes y aficionados habría creado el Barcelona si no fuera por el hazmerreir de presidente que tiene que no hace otra cosa que tirar piedras contra su propio tejado. El juego del Barça roza la excelencia y sólo hay un equipo en el mundo que se le acerque a ese virtuosismo: la selección española que se arrodilla en la semifinal de la Copa Confederaciones ante los yanquis. Pequeña cura de humildad que servirá mucho de cara al mundial de Sudáfrica. Tantos y tantos desengaños, tantas eliminaciones con excusas extrañas, tanta tanta experiencia acumulada como club Nacional, servirán para que los de Del Bosque se alcen con el trofeo más preciado del mundo. En el verano Contador se queda solo ante el peligro. Contador decide ganar su segundo Tour. Cuarto Tour español consecutivo para rabieta francesa. Pero un tour trabajado ante un exciclista cercano a los 40 que un día se había retirado aburrido de ganar. En ese mismo verano alguien decide viajar al futuro. Viaje al año 2050. Bolt vuela en el mundial de atletismo y deja el tope del hectómetro en unos estratosféricos 9,58 ante el estupor en directo de los berlineses. Mientras los españoles ven como no hay relevo y los pocos que dan el callo son Marta Dominguez. La bala de Paquillo se esfumo. Quizá se esfumo para siempre. El mejor de los últimos diez años en la marcha española ya es uno más del clan del doping.El atletismo español solo se agarra al atletismo de importación. Y aquel chico que llegó en patera hace varios años y tras deambular por las calles de Madrid, Pascua Piqueras decidió hacerle el Gebresselasie español. España de baloncesto se licencia del todo ganando un europeo como se suele ganar una fase final. Comienzos mediocres para crecer y ganar. España se empacha de ensaladeras a pesar del purgatorio de Rafa y Pau Gasol vuela con su anillo a ser el mejor no europeo en la NBA de todos los tiempos con permiso de los Petrovic, Sabonis, Novitsky o Kukoc. Y al final del año Messi se corona como el mejor del año. Messi que está a punto de acompañar a Di Stefano, Cruyff, Pelé y Maradona en el olimpo de los grandes cracks históricos sólo le falta ganar el mundial de Sudáfrica con su triste selección. Ojala todavía no entre en ese olimpo. Jarque D.E.P.
sábado, 26 de diciembre de 2009
domingo, 20 de diciembre de 2009
LA LEYENDA DE GUARDIOLA (Según Axel Torres)
(Para culés y no culés)
Ganarlo todo: un sueño. Ganarlo todo con el club al que amas desde que eres un niño: un sueño doble. Ganarlo todo con el club al que amas desde que eres un niño siendo su máximo responsable técnico, el autor que firma el proyecto: un sueño triple e insuperable. Pep Guardiola ha logrado en un año y medio como entrenador en el fútbol de primer nivel lo que nadie ha conseguido en extensísimas carreras. Es un superdotado, la respuesta a la aplicación de la inteligencia superior al fútbol. Un valiente que se atrevió a apostar de entrada por dos jugadores de tercera división pese al enorme salto que hay entre una categoría y otra. Perdió en Soria y empató en casa ante el Rácing, lo tacharon de iluminado y no se echó para atrás. Perseveró, confió en sus ideas, nunca dudó. Y no es casual que su camino hacia las seis copas esté repleto de remontadas en partidos clave: el 2-6, la final de Copa, Stamford Bridge, Abu Dhabi... Sólo tendrás fortuna si nunca te rindes. Sólo serás una leyenda si consigues lo más difícil: creer en ti sin creerte nada. Poseer seguridad sin convertirla en prepotencia. Conjugar confianza y humildad. Fe en los compañeros y respeto al rival. Competitividad máxima y deportividad impoluta. Y la gran clave: impermeabilidad ante el elogio, una lucha feroz contra la complacencia. Leer artículos beatificantes y levantarse pronto de nuevo la mañana siguiente porque queda mucho por hacer. Renunciar a los homenajes porque hay un rival que estudiar y una hora de viaje es una hora que no se invierte en conocer los puntos débiles que te harán ganar. Olvidarse de la victoria de ayer para volver a desear la victoria de mañana con la misma sed, pero sin olvidar que todo lo que se hizo bien ayer te hará fuerte para mañana. Y tantas cosas. Nunca he sido hincha del Barça y probablemente nunca lo seré, porque estas cosas no se cambian de la noche a la mañana. Pero nunca he estado tan cerca de apreciar toda la filosofía del club, todo su buen gusto, todas sus virtudes, como en esta época de Guardiola. Crecí con el dream team de Cruyff en todas partes a mi alrededor, sufrí al conjunto de Rijkaard ganándole al Arsenal de mi admirado Wenger en la primera final de Champions a la que acudí como periodista. Creaciones maravillosas, pero lejos de la perfección de esta. Tantos ejemplos de obras de arte: contra el Lyon, contra el Bayern, contra el Manchester United. Parecieron equipitos. Y eran equipazos. Y se dirá que si Iniesta no la manda a la escuadra no hubieran sido seis, sino tres. Y será verdad. Y hoy probablemente yo no estaría escribiendo esto. Y es así, y es lamentable que sea así. Elogiamos a este Barça por sus resultados, pero deberíamos ser capaces de elogiarlo también por su ideario, más allá de que un balón concreto entre o no. Me hice la promesa, mientras ganaba Estudiantes 1-0, de homenajear a este equipo maravilloso de Guardiola aunque terminara perdiendo en Abu Dhabi. Al final ganó y todo parece tener más sentido. Y lo tiene, claro, porque se juega para ganar. Otra gran virtud de Pep: pese a ser tan purista en el estilo como los más puristas, siempre ha sabido a diferencia de algunos de ellos que la esencia de la competición es la victoria. Cuando se pierde, si se ha hecho bien, se acepta. Y no se destroza nada, se acepta. Si se gana, se disfruta. Se disfruta, se llora, se vuelve uno loco y piensa en su infancia y en sus amigos y en su familia y en todo lo que quiere en el mundo. Como hoy.Y sí, la derrota estuvo tan cerca. Sabella se reveló como un estratega fantástico. Fue asombroso presenciar el dispositivo táctico de Estudiantes. Cómo cuando un lateral subía a juntarse con los centrocampistas, el otro se quedaba en el fondo y se dibujaba una perfecta línea de cuatro. Cómo todo el conjunto basculaba, iba y volvía, ahogaba y desgastaba. Cómo por momentos conseguía hacer realidad el objetivo siempre que se juega ante el conjunto del toque trascendente: hacer que su toque sea intrascendente. Le salió todo bien: Boselli, ese rematador espectacular al que no asustan las finales -más bien al contrario, se crece-, ganó un cabezazo bárbaro, uno más. Le pregunté al Lobo Carrasco por este punta al que él entrenó en el Málaga B y me contestó que, siendo muy diferente, le hacía pensar en Santillana. Me pareció una osadía, pero Mauro demostró en Abu Dhabi que puede ser un atacante de enorme futuro. Volverá a Europa, seguro. Por momentos recibimos la necesaria cura de humildad. Somos unos necios despreciando el fútbol latinoamericano, dedicándole tan poca atención, y yo el primero. Tantos talentos que se van y aún así siguen peleando y poniendo en las máximas dificultades a los equipos que en Europa nos parecen imbatibles. Estuvo tan cerca Verón de emular a su padre... Pero un partido es eterno, y más cuando has corrido tanto, y más cuando juegas ante el Barça. Es tan fácil que llegue el error, que alguien se duerma en la marca, que un lateral no regrese... Sucedió. Sucedió y luego vimos a Guardiola llorar. Sucedió y empezamos a darnos cuenta de que hemos asistido desde el principio a la creación de una leyenda.
sábado, 5 de diciembre de 2009
COMIENZA LA EUFORIA
Es triste como tras la celebración de un sorteo de una Eurocopa o Mundial comienzan a salir los implicados y expertos en fútbol a comentar sobre la gran potencialidad de las diferentes selecciones que han tocado en el bombo.
A la, parece ser, máxima favorita por juego (no por otra cosa) que es España, le ha tocado un grupo de risa: Chile, Honduras y Suiza. Combinados que por tradición y por juego no son nadie en el panorama futbolístico. Sólo Chile, parece ser que ha hecho una buena clasificación y, por otro lado, los suizos, que consiguieron sorprendentemente el mundial cadete en Nigeria. Pero si alguien quiere ver grandes enemigos en estas selecciones que piense que no engaña a nadie, porque si España es una de las grandes favoritas, no puede pensar en miedo a estos equipos y debe ser primera de grupo. Si no consiguiera ser primera de grupo automáticamente perdería el cartel de favorita y aparecerían (que me da que aparecerán) los mismos fantasmas de siempre.
El juego de España es para crear cierta euforia, pero el fútbol de una fase final de un mundial no es solo juego. Hay tantas cosas. Tensión, presión, ser competitivos,adaptación a un país, a un clima, a un horario etc.
Y aquí aparece el papel de los medios de comunicación que desde ayer a las 19 horas cuando se supo el grupo del mundial, se dedicó a crear la típica euforia que crecerá desmesuradamente de aquí a mediados de junio y, a la vez, a meter miedo sobre los cruces eliminatorios de octavos y cuartos. En octavos esperan Brasil, Portugal, Corea del Norte y Costa de Marfil. Parece ser que los portugueses y marfileños serían los candidatos a ese cruce con España pero esto es tan relativo que quien sabe si nos tocarán los orientales o los canarinhos. O quien sabe si España acabará última de grupo y volverá la repetida cura de humildad. Quién sabe? La euforia está servida.
A la, parece ser, máxima favorita por juego (no por otra cosa) que es España, le ha tocado un grupo de risa: Chile, Honduras y Suiza. Combinados que por tradición y por juego no son nadie en el panorama futbolístico. Sólo Chile, parece ser que ha hecho una buena clasificación y, por otro lado, los suizos, que consiguieron sorprendentemente el mundial cadete en Nigeria. Pero si alguien quiere ver grandes enemigos en estas selecciones que piense que no engaña a nadie, porque si España es una de las grandes favoritas, no puede pensar en miedo a estos equipos y debe ser primera de grupo. Si no consiguiera ser primera de grupo automáticamente perdería el cartel de favorita y aparecerían (que me da que aparecerán) los mismos fantasmas de siempre.
El juego de España es para crear cierta euforia, pero el fútbol de una fase final de un mundial no es solo juego. Hay tantas cosas. Tensión, presión, ser competitivos,adaptación a un país, a un clima, a un horario etc.
Y aquí aparece el papel de los medios de comunicación que desde ayer a las 19 horas cuando se supo el grupo del mundial, se dedicó a crear la típica euforia que crecerá desmesuradamente de aquí a mediados de junio y, a la vez, a meter miedo sobre los cruces eliminatorios de octavos y cuartos. En octavos esperan Brasil, Portugal, Corea del Norte y Costa de Marfil. Parece ser que los portugueses y marfileños serían los candidatos a ese cruce con España pero esto es tan relativo que quien sabe si nos tocarán los orientales o los canarinhos. O quien sabe si España acabará última de grupo y volverá la repetida cura de humildad. Quién sabe? La euforia está servida.
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