sábado, 16 de julio de 2016

¿Sanciones y/o medidas educativas en los entrenamientos?

El mundo del fútbol formativo es apasionante, sobre todo cuando aprendes de las aportaciones de otros formadores que aspiran a convertir el fútbol base en algo más que un simple aprendizaje de un juego, incluyendo elementos que hagan que los jugadores además de estas enseñanzas aprendan a ser mejores personas apostando por el fútbol en positivo.

El niño no debe ser castigado por llegar más tarde que otro a un cono y menos físicamente. Como elementos motivadores se podría añadir un punto al jugador que llegue tarde y cuando llegue el partido final el equipo con menos puntos en sus jugadores saca para el partidillo del final de la sesión, o ganan 1-0, etc. Si castigamos físicamente el niño interpreta esos castigos físicos (Carrera continua, abdominales, etc) como algo malo que tienen que hacer porque no han conseguido llegar al cono y si en algún momento en etapas superiores tienen que hacerlo lo interpretarán como castigo o algo negativo, cuando en el futuro puede ser beneficioso para ellos.

A parte de que puede sentirse ridículo al estar dando vueltas por no llegar a un cono y más si siempre es el mismo jugador que por sus características siempre llega el último al cono. Puede darse el caso de que nunca llegará a entrenar porque es menos coordinado o más lento que el resto de jugadores y estará corriendo todo el entrenamiento.

Muchas veces incluimos estos aprendizajes, como el castigo, de entrenadores que tuvimos en un pasado y lo hacían, sin darnos cuenta lo que en sí representa para el jugador dicha acción.

Sin embargo la técnica de la sanción o medida educativa puede ser útil y formativa siempre que reúna ciertos condicionantes como:

La sanción, que debe de ser simbólica, debe de ser acordada previamente en conjunto por el entrenador y el equipo.

El objetivo debe de ser desafiante para aumentar el interés del grupo en dar el máximo.

Solamente debemos de utilizarlo en grupos donde el rendimiento físico de los jugadores sea homogéneo.

Debe de existir un reforzamiento positivo a los jugadores que habiéndose empleado a fondo no hubiesen evitado la sanción y produzca un efecto contrario en ellos.

La motivación del grupo debe de estar siempre incluida cuando utilizamos este condicionante en los entrenamientos.

Los entrenadores de deporte base deben tener en cuenta que no están entrenando a adultos y que no pueden caer en el error de utilizar a los jugadores a su antojo, según su estado de ánimo, que por desgracia ocurre muchas veces.

Establecer una buena relación entre refuerzos positivos, conductas inadecuadas y castigos es esencial para el éxito de aprendizaje de un equipo de fútbol base.

De cualquier modo el castigo bien sea en un ejercicio puntual por no conseguir un objetivo o por temas de comportamiento debe de ser la excepción y no la regla.

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