sábado, 10 de noviembre de 2007

LA PAPILLA DEL DOCTOR ESCRIBANO

Modelos, bailarinas,futbolistas, maratonianos, corredores de triatlón, periodistas, militares, policías, camioneros, acróbatas, cantantes de ópera y muchos otros pacientes de toda condición pasan cada día por la consulta del doctor Escribano. El doctor te tumba y te coloca una mascarilla para hacerte una calorimetría y un análisis metabólico, que revelan, por el consumo de oxígeno, cuántas calorías gastas en reposo cada día.

–Te sobran ocho kilos de grasa.
–¿Ocho kilos? ¡Doctor, pero si yo siempre he estado así!
–Hijo, eso es lo que hay.

«Y al que se pone tonto le pongo el chaleco», explica sobre sus métodos este cordobés de 56 años, último descubrimiento mediático de la trastienda de la Liga de las Estrellas, pero con más de 26 años de experiencia médica a sus espaldas. ¿El chaleco? Escribano invita a probarse uno de cazador sin mangas, con los bolsillos cargados con seis kilos de pesas que caen justo sobre la cintura a modo de repentino y brutal michelín. ¡Qué barbaridad, cómo pesa esto!.

Si alguno se resiste a aceptar el diagnóstico y el tratamiento del doctor, con esta esclarecedora prueba práctica se le quitan las ganas. «Les digo: ‘Ése es el peso de más que soporta tu cuerpo’.

Escribano, que fue portada de Marca, empieza a hacerse famoso por las papillas y zumos de frutas y verduras que ordena a los jugadores beber en los descansos y al acabar los partidos para recuperar los niveles perdidos de glucógeno muscular (el combustible que primero elige el organismo durante el esfuerzo físico). Pero estos potitos de competición son sólo la parte simpática de una filosofía integral de la alimentación que sirve tanto para los deportistas de elite como para esa otra multitud de jugadores de la liga cotidiana de la vida, a veces mucho más dura, en la que participan desde escolares y albañiles, hasta oficinistas y amas/os de casa.

Sus papillas fruteras a la hora del descanso, tras el partido y, en su caso, antes de la prórroga (como en la semifinal de la UEFA ante el Schalke 04 alemán), tienen una explicación muy sencilla, por novedosa que parezca su aplicación en el fútbol. «El glucógeno muscular desciende al 64% tras la primera parte y al 21,8% después del partido, y hay que reponerlo», argumenta. Las frutas se dan a los jugadores trituradas en zumos para saltarse el paso de la digestión mecánica del masticado y acelerar así la absorción del glucógeno ante el inicio de la segunda parte.Antonio Escribano dice con orgullo profesional que es el único médico en España que cuenta con la doble titulación, desde 1980, de especialista en Endocrinología y Nutrición y de especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte, lo que avala su perfil como gurú de la alimentación deportiva. Además, lleva dos años estudiando un curso a distancia de cocinero profesional, porque quiere tener la autoridad añadida de saber preparar lo que prescribe.Pero lo triste es que empiece a ser mundialmente famoso por el affaire papilla y no por su trayectoria. La vida son ciclos, en epocas pasadas Eufemiano, luego Padilla ahora Escribano.

2 comentarios:

Marta dijo...

Muy instructivo este post!!!!.

Vic dijo...

Pos que le ponga una ramita de perjil y a la caja boba!

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