Probablemente si vas regularmente a un gimnasio habrás visto a alguien que responda a este perfil: obsesión por verse musculoso, miradas continuas al espejo, continuas visitas a la báscula, abandono de casi todas las actividades sociales, dedicación casi exclusiva al gimnasio y a entrenar sin un objetivo claro, dietas ricas en proteínas, "demasiado" interés por anabolizantes y demás productos dopantes.... Entonces es muy probable que conozcas a alguien que padece un serio trastorno: la vigorexia. Este desorden emocional puede evolucionar a un cuadro obsesivo-convulsivo que hace que los afectados se sientan fracasados, abandonen todas sus actividades sociales e incluso laborales para entrenar sin descanso. Fácilmente comienzan a consumir dietas desequilibradas, ricas en proteínas para, en teoría, favorecer la hipermusculación. Poco a poco empiezan a interesarse por los "beneficios" de anabolizantes, hormonas del crecimiento, y demás productos dopantes llegando a invertir grandes sumas de dinero en la adquisición de estos productos. La dificultad de conseguirlos obliga a recurrir al mercado negro donde aparecen productos fraudulentos, adulterados, y sin ninguna garantía sanitaria. A su vez, el gasto ocasionado por esta obsesión puede sumarse al bajo rendimiento (o incluso al fracaso laboral), poniendo en serio peligro su propia situación económica y la de su familia.
Con la llegada del verano o de los "primeros calores" suele aparecer otra de las patologías citadas; la potomanía. La adicción a beber agua o líquidos para saciar la sed de manera desmesurada.
Son adictos que ni se imaginan las consecuencias. Piensan que, por ser natural, el agua no hace daño. Esa es la imagen que se tiene del líquido. Pero es un error. Una ingesta excesiva y prolongada incluso puede ser letal. La importancia de beber al menos un litro y medio al día es clave pero hay personas que literalmente se toman esta indicación de manera exagerada. Creen que tomando agua en abundancia engañan al estómago perdiendo apetito o perderán de manera sana esos kilos que les incomodan, o que vivirán más años.El riesgo es elevado. Un exceso de agua en el organismo ayuda a que los minerales (sodio, potasio, magnesio...) se diluyan con mayor rapidez en el plasma sanguíneo, dando lugar a la aparición de calambres, cansancio y pérdida de agilidad mental.¿Cómo vas a pensar que lo más natural que existe -el agua- puede llegar a hacerte un destrozo así?.
La moda sana y el culto al cuerpo han dado alas al consumo del líquido elemento. Entre los daños más perjudiciales para la salud, se encuentra la alteración en el funcionamiento de los riñones (encargados de regular los excesos de líquido a través de la orina), de la sangre y el equilibrio de los fluidos internos. Una de las situaciones más difíciles de revertir es cuando la sangre presenta niveles muy bajos de sodio en la sangre (hiponatremia). El funcionamiento del cerebro se ve seriamente comprometido. Producto de esto, es común la presencia de náuseas, dolores de cabeza muy intensos o letargia. Los casos más graves terminan en convulsiones, una parálisis o, incluso, la muerte.
Algunos psicólogos acostumbrados a tratar adicciones, ya han comenzado a estudiar la potomanía como un desequilibrio mental. «Es un trastorno típico de personas histéricas, que además de seguir una moda, sienten un gran placer bebiendo grandes cantidades de agua».
2 comentarios:
Vamos que el agua pa las ranas...y a nosotros un poco de vino...
UFFF...interesante el artículo, tomo más de cinco litros de agua al día...nunca pensé que pudiera dañarme...
un abrazo y gracias, Monique.
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