Han cambiado los tiempos, pero no así las estrategias programadas por los distintos poderes de todas las épocas para mantener entretenida a la población y desviar su atención de los problemas más acuciantes.
Fue el caso de los Emperadores romanos, quiénes para calmar la intranquilidad de su imperio, organizaban grandes celebraciones en el Coliseum. Un imperio que, en pleno siglo XXI ha optado por utilizar el fútbol como uno de los antídotos más poderosos con los que adormecer a las masas, de manera que el aforismo latino Panem et circenses creado en el siglo I por Juvenal, sigue estando plenamente vigente pues lo único que ha cambiado ha sido el coliseo por el estadio y los gladiadores por los futbolistas, siendo los goles el alimento principal que nutre el espíritu de una gran parte de la ciudadanía.
Además del deporte del balón, existen, sin duda, otros “sucedáneos” con los que distraer a importantes sectores de la población, como son los casos, por ejemplo, de la llamada “tele basura” con sus sainetes “rosas” y sus programas de descerebrados sin sentido con la pretensión de hacer reír cuando son nauseas lo que provocan. Pero, ¿por qué el fútbol parece haber sido elegido como el antídoto ideal para “aborregar” de manera generalizada a una buena parte de la población? Una buena pregunta cuya respuesta podremos extraerla del planteamiento de las siguientes cuestiones:
Cómo es posible que la deuda contraída por los clubes que conforman la Liga de Fútbol Profesional (LFP) con Hacienda, ascendiese a 627.2 millones de euros a 31 de octubre de 2008, y a 4.912 millones de euros a 1 de diciembre de 2008 la contraída con la Seguridad Social según el Fichero General.
Por qué en semejante situación las moratorias son continuamente renovadas hasta límites que jamás se consentirían a ningún otro empresario, y los apoyos institucionales han llegado a situaciones tan surrealistas como llegar a comprar el Gobierno Cántabro la cantera y el 53% del Racing de Santander o la compra de los derechos televisivos de Canal 9 por parte del Gobierno Valenciano con el dinero de todos para que se retransmitieran los partidos del Valencia? ¿Qué intereses políticos esconde el fútbol hasta el punto de que el Athletic de Bilbao se erija en el buque insignia del nacionalismo y haya sido apoyado sin reservas con dinero público por el Gobierno vasco o que casi nadie cuestione ya que el Barcelona “sea más que un club”?
Y si todo ello no fuera aún bastante, y con el fin de acercar el fútbol al mayor número posible de aficionados, el Sistema ha hecho posible que los clubes hayan encontrado en la venta de sus derechos televisivos a las grandes empresas audiovisuales, buena parte de los ingresos necesarios para su supervivencia económica; de esta manera, mientras los clubes aseguran su precaria estabilidad, los ciudadanos, a cambio de módicos precios, compran el fútbol “a la carta” con el que estar entretenidos no ya sólo la tarde-noche de los sábados, sino también la de los domingos con su correspondiente jornada matinal, a la que hay que añadir la noche de los lunes y también la tarde del mismísimo viernes, con lo que si esa semana, además, fuese “europea”, el aficionado en cuestión tendría también fútbol el martes, el miércoles y el jueves. Y mientras, tanto, nadie se ocupará ni se preocupará de sus problemas cotidianos, y de lo que es aún peor, de buscarles soluciones, o lo que es lo mismo, nadie protestará por nada y nadie alzará su voz.
¿Qué ocurriría si el fútbol entrara en quiebra, cuyo paso previo ha sido y sigue siendo el acogimiento a la ley concursal de cada vez más clubes deportivos? El negocio sería ruinoso, si no fuera porque las administraciones y el dinero público se empeñan en evitarlo respaldando al fútbol profesional, sean clubes –lo que no los convierte en entidades públicas- o sociedades anónimas deportivas.
¿Os imaginais lo que pasaría si a un importante segmento de la población se le acabase el entretenimiento del fútbol? ¿Qué iban a hacer entonces? ¿Con qué antídoto iba a contar el Sistema para desviar la atención de los infinitos problemas reales que ahogan al ciudadano medio de este país?.
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