En el fútbol de hoy en día, la mayoría de los equipos realizan intensas pretemporadas para afrontar la competición. En ella, algunos entrenadores prefieren que predomine el balón desde el inicio y otros en la parte más cercana a la temporada. En este asunto influyen muchos factores como las habilidades del equipo, los jugadores que lo componen.
El primer paso debe incidir en averiguar que tipo de preparación física necesita el grupo y el futbolista en particular, no sólo para llegar a la consecución de un rendimiento y unos resultados determinados, sino también para evitar lesiones a medio y largo plazo.
También será decisivo conocer como afectará al organismo una determinada batería de esfuerzos.
Probablemente hasta la etapa infantil o cadete, el balón debe ser siempre el protagonista casi al 90% pero a medida que el organismo va madurando y fisiológicamente el futbolista es más maduro y por tanto admite esfuerzos de mayor calidad y cantidad, entonces es cuando la preparación física puede ser de contenidos sin balón mucho mayores.
También es cierto que no es lo mismo un equipo que entrena dos sesiones semanales que otro que entrena cuatro y ya no me refiero en pretemporada sino a lo largo de todo el curso liguero. Los objetivos y las circunstancias personales de la plantilla también son indicadores.
En mi opinión lo principal en pretemporada es la utilización del balón como protagonista a partir de la segunda y/o tercera semana de trabajo de manera progresiva. Mientras que los primeros dos microciclos deben ser de construcción o reeducación de esa base fisiológica que nos va a dar de "comer" a lo largo de la temporada.
La capacidad aeróbica tan necesaria para poder llevar a cabo todos los entrenamientos de la temporada y cada uno de los partidos, vista como herramienta fisiológica, puede trabajarse tras una/dos semanas de entrenamiento específico perfectamente con una posesión de seis contra seis en una parcela de 55x40 metros realizando dos series de 15´ a 20' manteniendo una frecuencia cardiaca nunca por encima de las 160 pulsaciones por minuto.
Por supuesto que no se juega un partido corriendo durante noventa minutos pero recordemos recorridos recogidos por UEFA en partidos profesionales de Liga de Campeones con jugadores realizando hasta más de 10.000 metros. Esto llevado al campo aficionado podríamos calcular que algún jugador sí que recorre cerca de los 8.000 metros. Para ello es necesaria la inclusión de la capacidad aeróbica en primera instancia para pasar al fundamento básico y decisivo del fútbol, la potencia anaeróbica.
La utilización de ejercicios generales y complementarios de preparación física en las primeras semanas se hacen más decisivos sin balón para realizarlos de manera más correcta en todos los sentidos. Poco a poco esos mismos ejercicios (dejando a un lado la construcción aeróbica y la fuerza resistencia) pueden irse complementando con finalización de jugadas concretas. A partir de la tercera semana el protagonista debe ser el balón pero sin olvidarnos de la utilización decisiva de ejercicios y pautas que nos sigan ayudando a la construcción del jugador a nivel físico y a nivel fisiológico, sobre todo.
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