Hablamos de un fenómeno único, irrepetible, que pasa en todas las ciudades de España y que se viene recrudeciendo en Valladolid en los últimos veranos. Resulta que varios clubes se dedican todos sus esfuerzos durante la época estival a fichar a jugadores de otros equipos. Lógicamente no van a por los más guapos o los que mejor comportamiento tienen en el vestuario, o los que destacan académicamente, ellos llaman al mejor o al que tiene un físico bestial para su edad.
La llamada se suele producir a niños de entre 6 y 10 años bien dotados para jugar en la toda poderosa 1ª provincial, una categoría de la que como todos sabemos salen grandes jugadores cada año directamente a la liga Smartbank. Aunque lo que acabo de escribir no acaba de ser así, llaman a los papás, reconvertidos cada junio en agentes FIFA a la altura de Mendes o Raiola. En ese preciso instante arranca la ristra de mentiras e infamias... que si proyección, que si torneos del más alto nivel contra equipos de élite, que si el entrenador es el primo segundo de Klopp, que tu hijo desde nuestro trampolín pasará a un club élite y un largo etcétera de sandeces.
Nadie cuenta a esos papás la cruda realidad, que vas a pagar unos 500 pavos porque hay que mantener los equipos de fútbol 11 en categoría autonómica, que el niño va dejar de jugar con sus amigos, que el que le va a entrenar lo más redondo que ha visto en su vida es el campo de fútbol y que, ojalá no, pero quizás su hijo dentro de 4 años en 5º de primaria esté dejando el deporte tras repetir curso y con una frustración enorme porque no ganó todos los domingos,"... no doy el nivel", en resumen, "... no disfruto".
Los papás tragan y cuando el primo de Klopp pasa a ser el de Cantinflas empiezan los problemas. Que si he pagado una pasta, que el chico no está del todo bien, que esto no es lo hablado, que hemos jugado contra el Real Madrid Z. Llegan los disgustos y lo peor la frustración del “jugador”, jugador lo llaman ellos yo, en un acto de cobardía le voy a llamar "niño". El chaval vuelve al club que le enseñó a jugar fútbol y aquí no ha pasado nada, en el mejor de los casos, porque entremedias hay miles de casos que no vuelven a tocar un balón y lo que es peor, no quieren saber más del mundo del deporte.
En definitiva un auténtico caos que deriva en muchísima gente trabajando a saco desinteresadamente y cuatro chupatintas que no saben lo que es un balón que nos desangran año tras año y a los cuales los chicos les importan una mierda que se cuelgan medallas con el esfuerzo de cientos de entrenadores y jugadores. Pero no pasa nada porque siempre hay gente a la que le gusta la parte pedagógica de todo esto y la esencia natural, que en otros muchos deportes no se ha perdido y que seguirán al pie del cañón para que el fútbol siga siendo un deporte inclusivo para todos.
Al final y por ubicarnos, Miguel De La Fuente jugador de Tudela de Duero ha jugado hasta cadetes y ahora mismo disfruta de minutos en primera división con asiduidad, sin haber sido captado por ninguna secta deportiva antes de pasar a formar parte del Real Valladolid. En fin, no creo que nadie lea esto ni a nadie le importe un pimiento, pero dejad de engañar a los chicos, dejadles disfrutar y sobretodo, vamos a evitar frustraciones desde pequeños. Señores, que solo una licencia de cada 250.000 llega a 2ª B.!!!
Artículo de @Abelbarrio
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