sábado, 15 de febrero de 2014

Sin aliento (Fatiga mental vs. fatiga física)


Como todo el mundo sabe, el cansancio mental llega antes que el físico y/o fisiológico. Por tanto, el porcentaje de abandono en cualquier tarea o en cualquier actividad viene marcado por la voluntad más que por la impotencia funcional en un porcentaje de casos altísimo. 


Del mismo modo, cuántas personas se levantan de la cama diciendo "...estoy más cansado que anoche cuando me acosté...". Por supuesto que no es lo mismo dormir que descansar.


Ese enemigo tan dañino llamado estrés es el factor detonante de la fatiga mental, que, a la larga, empieza a afectar el rendimiento físico y a producir alteraciones en el sueño, no durmiendo o haciéndolo constantemente sin obtener el descanso deseado. Esa fatiga produce también ansiedad. Y llega ahí un problema de círculo vicioso.


Existen momentos en la vida de cada uno de nosotros en los que repentinamente tenemos que realizar una actividad que requiere toda nuestra atención por varias horas: Un trabajo inesperado, una tarea urgente, cuidar a un enfermo, un trayecto de horas conduciendo un coche, entre muchas otras, y nadie nos puede ayudar. Un trabajo continuo de continuo desgaste puede ocasionar fatiga mental por el estrés que se genera al trabajar en forma continua o la presión que conlleva. 


La fatiga mental ocasiona bloqueo y olvidos. La recomendación para evitar la fatiga mental es hacer pausas en los períodos de trabajo continuo, aunque creas que el cuerpo no te lo pide. Nuestro organismo tiene una increíble capacidad de adaptación en situación de emergencia y la prueba más contundente es la fuerza que aparece cuando tenemos que huir o proteger a alguien querido. La denominada fuerza absoluta (que no máxima):


Para evitar la fatiga mental es recomendable:

Pausas de 15 minutos en periodos de trabajo prolongados, cambiando de lugar o ambiente.
Realizar ejercicios de respiración. Inspirar y espirar profundamente cuatro o cinco repeticiones.
Musicoterapia. Es una tendencia relativamente nueva, pero usada desde tiempos ancestrales que relaja tu cuerpo escuchando la música que sea de tu agrado y que al mismo tiempo te invite a la concentración.
Realizar estiramientos. Los animales nos ponen el ejemplo de lo importante que es el estiramiento para la actividad prolongada. Es lo primero que hacen los perros al despertarse.
Realizar ejercicio. Lo ideal es 45 minutos diariamente para obtener una condición adecuada que ayude a sobrellevar las cargas de trabajo constantes. 
Comer saludablemente. Nos convertimos en lo que comemos. Cuanta más "chatarra" metamos en el cuerpo, más desgaste tiene por la gran cantidad de radicales libres que se generan y aceleran el proceso del envejecimiento y el deterioro celular. La recomendación es clara, disminuir el consumo de carnes rojas, aumentar el consumo de pescado, frutas, verduras y zumos naturales previa hidratación del cuerpo.
Evitar el consumo excesivo de café. Al sentir fatiga, buscamos estimulantes para evitar el cansancio y la cafeína es una elección. Obviamente ayuda a disminuir el cansancio, pero se produce un círculo vicioso que ocasiona fatiga emocional. El tabaco es otra mala elección conocida por todos y, sin embargo, sumamente utilizada para huir de la ansiedad.

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