La dimisión de Hector Cuper, el técnico argentino del Racing de Santander, saca a relucir la realidad de los pocos entrenadores honrados realmente que existen en el mundo. Pocos o casi ninguno a pesar de ver como la situación de un determinado equipo es caótica, renuncian a irse sin cobrar hasta el último céntimo aunque el club en el que militan se hunda hasta el fondo. Los casos de Cuper o de Camacho en su día, demuestran que quedan algunos que son fieles a si mismo y ven como lo mejor para todas las partes es su salida. Y todo esto se da no solo en el fútbol millonario profesional si no en muchos ámbitos incluso de índole amateur donde algunos técnicos no les sacan de su "trono" ni con agua hirviendo. El último caso, que es de auténtica vergüenza es el de Balta en el Salamanca que con su gestión totalmente negligente hundió al equipo charro hasta la situación tanto económica como deportiva más grave de su historia, primero desde la "maldirección deportiva" y después como fiasco de entrenador que no supo en ningún momento reconducir algún tipo de situación en su trayectoria como técnico. Pero hay muchos "Baltas" en la viña del señor que no saben reconocer su mal desempeño. Yo no digo que no se le tenga que pagar cierta cantidad pero es de señores vestidos por los pies al menos dar paso a una mínima negociación perdonando parte de un contrato sin terminar, sobre todo cuando hablamos de cantidades astronómicas. Chapeau señor Cuper.
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