La necesidad de la adaptación del niño o preadolescente en el grandísimo paso que supone pasar de un deporte llamado fútbol 7 a otro bastante diferente llamado fútbol 11 es cada vez más evidente. El hecho de tomar una categoría de adaptación mediante el fútbol 9 nos permitirá potenciar en el niño su desarrollo físico-motor –la mejora de sus capacidades físicas y cualidades motrices–, perseguir el fortalecimiento de la vertiente psicológica –desarrollo de la autoestima, tolerancia a la frustración a través de la derrota–, así como el desarrollo de habilidades sociales –empatía con los demás, aceptación de normas, sometimiento de los intereses particulares a la voluntad general del equipo–.
Consecuencia de ello la propuesta de una modalidad intermedia, el fútbol 9 – alternativa concreta de adaptación
dentro de un abanico muy amplio de posibilidades–, en la que el dominio del
espacio de juego no muestre diferencias notables en relación con el desarrollo
del juego que caracteriza al fútbol 7 y al fútbol 11 y, por lo tanto, suponga una adaptación
progresiva del deporte al niño y no del niño al deporte de los mayores, es una de las mejores oportunidades que puede acoger el fútbol educativo de hoy día.
La actual configuración de la
competición existente en el primer año
de la categoría infantil, en relación con el tránsito de la modalidad de fútbol
7 a fútbol 11, presenta diferencias manifiestas que implican un desajuste entre
las características del juego y las posibilidades reales del niño.
En muchos países (Suecia,
Alemania, Argentina) y varias
comunidades de nuestro país (Navarra) esta práctica se lleva realizando durante bastante tiempo dando lugar a una
adaptación en todas las variables de manera correcta y progresiva: espacios,
esfuerzos, dimensiones (balón, campo, porterías…)
En el F-7 y F-9, hay una mayor
tendencia a utilizar en su totalidad la amplitud del campo, mientras que en el
F-11 son representativas las jugadas que inician y finalizan en la misma banda.
La ocupación de los espacios es mucho más sensata y natural en el fútbol 9
puesto que en la categoría infantil del fútbol 11 tiene cierto retraso en esta adaptación.
Hay varias normas a utilizar
además de las dimensiones del campo como son que aún se mantienen los cambios
libres e ilimitados (como en fútbol 7), se llega a un total de 18 jugadores por
plantilla y con una convocatoria de 15 jugadores por partido, llegándose a
jugar dos tiempos de 35 minutos.
En mi opinión es un proceso
adaptativo que da prioridad a la educación física base del niño así como a su
crecimiento físico-fisiológico correcto por delante del hecho en sí del fútbol
como deporte.
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