¿Tendrá la sonrisa del padre? o ¿la inteligencia de la madre?. ¿O bien será pelirrojo como el tío?. ¿Jugará tan bien al fútbol como el hermano?
Suele pensarse que los rasgos físicos y de la personalidad se transmiten de forma directa de padres a hijos, pero esto, ¿es así?. En realidad, ¿cuánto de lo que somos se hereda? A grandes rasgos, las personas tenemos la mitad de los genes del padre y la otra mitad de la madre. De esta manera, se pueden heredar desde parecidos físicos hasta enfermedades.
Los expertos en genética explican que cada una de las personas lleva en su información genética dos "variantes" para una misma característica o gen: una heredada del padre y otra, de la madre. Una de esas variantes se expresa físicamente y la otra queda oculta en los genes. Al tener un hijo, él portará también dos variantes, la de la madre y la del padre, es decir, que para cada rasgo físico tendrá cuatro formas posibles. El azar tiene ahí la última palabra.
Si estas premisas de genética las transportamos al mundo del deporte empiezan a surgir preguntas interesantes. A lo largo de la historia, la sociedad ha encontrado un sitio especial para los pocos que son más rápidos, más fuertes y físicamente mejor dotados. En la actualidad empieza a haber estudios lo suficientemente consistentes que indican que los genes pueden desempeñar un papel importante en la condición física de los deportistas de élite, a pesar de que aún es pronto para determinar si un único gen o grupo de genes puede determinar el potencial deportivo de un sujeto. La genética puede determinar también el riesgo de muerte súbita en el deportista.
Sabemos que hay sujetos que están dotados para la velocidad y que por el contrario hay individuos dotados para la resistencia. Esto quiere decir que hay que buscar un factor genético a la hora de determinar y valorar a un individuo para un deporte concreto.
¿Son heredables las características fisiológicas (fuerza, la velocidad, capacidad aeróbica, etc.) directamente relacionadas con el rendimiento deportivo?
Es bien conocido que el fenotipo (conjunto de caracteres) de un individuo viene determinado no sólo por su genotipo (constitución genética), sino también por las condiciones ambientales en las que se ha desarrollado. Es por ello que el entrenamiento es fundamental para un buen rendimiento deportivo.
El hecho de que el fenotipo de un individuo esté determinado por el genotipo y el ambiente plantea la cuestión del grado de influencia de cada uno de estos factores en las cualidades físicas y, más en particular, en el rendimiento deportivo. El índice de heredabilidad nos permite expresar la importancia relativa de la influencia genética en un fenotipo determinado. Así, por ejemplo, sabemos que la posibilidad de que un individuo sea muy rápido (característica fuerza muscular) está mucho más condicionada por los genes que ha recibido de sus padres que su rendimiento en carrera de larga duración (característica resistencia aeróbica).
Varios estudios de genética deportiva han resuelto que las madres transmiten mayor contenido de velocidad y fuerza que los padres mientras que estos últimos dan a sus vástagos mayor contenido correspondiente al apartado cardiorrespiratorio.
En resumen que de "madres velocistas, rápidas y fuertes" nacerán hijos más rápidos y fuertes (fuerza explosiva) y de "padres fondistas" nacerán hijos mucho más resistentes y con facilidad para deportes de media y larga duración.
Una mezcla explosiva sería un hijo de Gebresselassie e Isinbayeva.
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