viernes, 15 de noviembre de 2013

La verdadera realidad de las agujetas. (Guía para andar por casa)



El otro día escuché una vez más el falso mito sobre las agujetas: "Se quitan con agua con azúcar". 
Y lo cierto es que es una creencia ya pasada de moda, y que no todo lo que decían las abuelas, aunque sabias de por sí, era cierto. Este es un mito muy habitual, pero que ya es hora de derribarlo.


CONCEPTO

El nombre de agujetas procede de la percepción que se tiene cuando las padecemos, ya que tenemos la sensación de que se nos están clavando agujas en el músculo. Además, hasta hace unos años se creía que se debían al ácido láctico que se libera normalmente durante el ejercicio y que al enfriarse el músculo tras el entrenamiento, se solidificaba y cristalizaba, haciendo que estos “cristales” se clavaran en las fibras musculares.
Dado que el ejercicio hacía disminuir el dolor, se entendía que el calor producido por el músculo hacía que los cristales se deshicieran. Sin embargo, hoy en día se sabe que esta teoría tan extendida es falsa ya que el ácido láctico no se cristaliza a temperatura corporal.

CAUSAS

En realidad, las agujetas están producidas por un sobreesfuerzo de la musculatura que provoca micro roturas fibrilares (en las células musculares), lo cual da lugar a una reacción inflamatoria en el músculo afectado. El dolor característico es producido por la rotura celular, de manera que los elementos del interior celular se vierten al exterior.
Entre estos elementos hay iones de calcio y de potasio que son muy irritantes y muy dolorosos, lo que pone en marcha un mecanismo de inflamación, que llega a su punto álgido entre las 24 y las 48 horas después la realización del esfuerzo.
Asimismo, el dolor que aparece atiende, según los expertos, a dos razones: que la fibra muscular es débil y no es capaz de sostener el nivel de ejercicio, o bien porque se realiza un trabajo muscular cuando se está desentrenado y la fibra no es capaz de soportarlo.
Las zonas más afectadas por este dolor son las uniones musculares y los tendones cerca de las articulaciones, puesto que es la zona musculotendinosa donde existen más fibras musculares débiles y más tensión. De esta forma, las agujetas acaban con las fibras débiles, y las que consiguen aguantar la presión se vuelven más fuertes.
Las agujetas, aunque muy molestas y dolorosas, son también beneficiosas para nuestro cuerpo puesto que se convierten en un estímulo para nuestro organismo ya que provocan la creación de nuevas fibras en el músculo que se ejercita

PREVENCIÓN

Las agujetas son parte de un proceso de adaptación muscular, por lo que lo único que se puede hacer para evitarlas es practicar ejercicio de forma progresiva. Muchos especialistas sugieren que la realización de ejercicios de calentamiento antes de lanzarse a la práctica de un deporte puede minimizar su aparición, pero lo cierto es que está teoría no está garantizada.

Por ello, si no se está en forma, hay que evitar que las primeras sesiones de entrenamiento sean muy intensas. En general, debemos evitar los aumentos bruscos de intensidad del ejercicio, tanto si se está en forma como si no. Y sobre todo cualquier tipo de esfuerzo muscular de tipo excéntrico.

Cuando un deportista baja su nivel de entrenamiento, muchas fibras musculares se atrofian, por lo que cuando comienza el entrenamiento las partes más débiles se rompen, se hace una selección de las mejores, como tenemos millones de fibras en cada músculo no hay problema.
De modo que para combatir las agujetas lo mejor es hacer justamente el ejercicio que las provocó (abdominales, estiramientos, etc.), de un modo gradual y sin hacer un sobreesfuerzo, sobre todo para las personas que lleven mucho tiempo inactivas.

Con respecto a la alimentación, los expertos señalan que tampoco parece tener una influencia clara en la aparición o no de agujetas el tipo de alimentos que se ingieran antes o después de practicar deporte.
Lo mismo ocurre con la conocidas “recetas caseras” como el bicarbonato o el agua con azúcar, dos remedios populares tan largamente usados para evitar o combatir las agujetas, que pueden, en el mejor de los casos ayudar a que quien las sufre se hidrate algo más, pero no para evitar los temidos pinchazos.

Sin embargo, os dejo aquí un enlace donde aparecen DOCE REMEDIOS CASEROS CONTRA LAS AGUJETAS, de los que destaca la aplicación de hielo (criogenia) así como la ingesta de vitamina C, mezclada con bromelina, o bien mezclar la bromelina con sodio y potasio (o sea, piña con zumo de kiwi y miel) otra opción que se puede ver dentro de estos doce remedios es la infusión de pimiento de cayena.

En el caso del frío, éste sí es un buen antídoto para bajar la inflamación y puesto que en las agujetas se produce este síntoma, a veces basta con echar agua fría, o bien sumergir la articulación o la zona debilitada en una palangana con agua y algo de hielo.

También son recomendables los ejercicios de estiramiento, que deben realizarse nada más terminar la práctica deportiva, ya que activan la circulación sanguínea por lo que la sangre que llega al grupo muscular mueve la que se encontraba “atascada” en el músculo y, además, barre los productos de desecho (entre los que se encuentra el lactato) producidos por la práctica de ejercicio.


CONCLUSIÓN

Concluyendo podríamos decir que las agujetas son aquellos dolores musculares de aparición tardía tras un entrenamiento (dos o tres días). El ejercicio que supera nuestro umbral de entrenamiento rompe las fibras musculares (microroturas) que provocan una inflamación del músculo y, por tanto, dolor. 
Existen varias teorías (desgarros musculares, roturas en el tejido conjuntivo o espasmos musculares), pero lo que parece más claro es que su dolor debe tratarse como una inflamación corriente, es decir, frío local yestiramientos estáticos. También es muy bueno la continuidad con el ejercicio físico, eso sí, más moderado, al día siguiente, con el objetivo de aumentar el flujo sanguíneo y aportar mayor cantidad de sangre a la zona "lesionada" para su mejor y más rápida recuperación. 


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