Más o menos la Ley de Schultz dice que toda persona tiene un punto a partir del cual, la intensidad de un estímulo puede producir modificaciones de adaptación con efectos de sobrecompensación.
Digamos que ese punto es el umbral de dicha persona, que se define como: “límite a partir del cual se percibe una sensación o estímulo”
Si el estímulo es de una intensidad que no sobrepasa dicho umbral, el esfuerzo realizado carecerá de sentido para el ejecutante, y por lo tanto no habrá sobrecompensación ni mejora.
Digamos que ese punto es el umbral de dicha persona, que se define como: “límite a partir del cual se percibe una sensación o estímulo”
Si el estímulo es de una intensidad que no sobrepasa dicho umbral, el esfuerzo realizado carecerá de sentido para el ejecutante, y por lo tanto no habrá sobrecompensación ni mejora.
Es decir, ir a entrenar y realizar un ejercicio cuya demanda es del 80% de intensidad,por ejemplo, y trabajar al 40%, es mejor quedarse en casa comiendo gusanitos.
Lo mismo ocurre en la afluencia a entrenamientos. Se puede decir que dos entrenamientos a la semana mantienen el estado de forma más o menos decentemente; tres sería el número ideal para empezar a tener cierta mejora y a partir de ahí una buena planficación daría el resultado esperado o al menos cercano a él.
El hecho de que algunos deportistas no den importancia a esto, provoca una descompensación en sus ajustes fisiológicos y si acuden a entrenar una o dos veces al mes, dará lugar a entrenamientos basados en agresión al orgamismo y necesitarán de una semana de recuperación debido a la sobrecarga.
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