Aunque parezca que el único culpable es el señor entrenador y director deportivo, a la vez, Baltasar Sánchez Martín, más conocido como Balta, parece ser que hay mucho más. Alguien en un pasado reciente desesctructuró tanto la Unión que provocó no tener más remedio que dar las riendas de todo el apartado deportivo a este señor. Desde el año 2009 tras su periplo por Zamora y Logroño, es el encargado de manejar todo lo deportivo en el club salmantino. Con una apuesta, durante su cargo de director deportivo, por entrenadores relativamente jóvenes con buena proyección y con gusto por el fútbol (Amaral, Cano, Juan Ignacio Martínez -el mejor de los que llegaron y no fue traído por Balta-, Oliva...) lo cierto es que nunca propició grandes resultados, sí buenas rachas y buenos arranques pero nunca pelear verdaderamente por el regreso a primera división. Los últimos años, más bien, se lucha por evitar el descenso, cuestión que está a punto pero que no se da gracias al "apagafuegos" Jorge D'alessandro que lo evita en el último suspiro de la última jornada. Pero fue tanto el cántaro a la fuente que la última temporada el golpe es espectacular y el "apafuegos" elegido en primer momento es el mediocre Pepe Murcia, para que posteriormente sea el propio Balta el que se hunda con todo el carrito.
A partir de ahí la estampida de jugadores es brutal y no sólo eso, hay muchos jugadores que no quieren recalar en la capital charra y prefieren equipos con menos nombre, todo debido a varias cosas: el proyecto deportivo encabezado por Balta es triste, sin chispa y de muy poca credibilidad con jugadores, salvo excepciones (De Lucas, Pablo Gómez), que están en su declive o de calidad baja que no están preparados para competir en la zona alta de la 2ªB y por otro lado, el proyecto económico hace aguas y la Unión está cerca de la desaparición, en plena Ley concursal.
En pleno inicio liguero, la salida en tromba de directivos mueve los cimientos ya casi rotos de la directiva y así dimite el vicepresidente, Sergio Pérez y otros miembros del consejo como Juan José Martín Cilleros, Emilio Checa y Javier Hidalgo. Todos ellos afirman sentirse ninguneados y que están en total desacuerdo por cómo se están haciendo las cosas en una directiva que preside Fernández Mañueco, pero en la que todo pasa por el máximo accionista, Juan José Pascual que ha demostrado no estar preparado profesionalmente para dirigir un club de este rango. La negligencia total de ambas cabezas visibles (Pascual y Balta) han provocado llegar al peor momento institucional y deportivo de la historia moderna de la UDS.
Tras sus buenos momentos en primera división en la década de los setenta y ochenta, la Unión también recaló en 2ª B donde vagó durante varias temporadas hasta que un jovencísimo Juanma Lillo procedente de la Cultural hiciera el milagró de transportar al club del infierno de la 2ªB al sueño de la división de oro en tan solo dos temporadas. En 1996 la Unión regresaba a la élite para aguantar un año y volver rápidamente de la mano de Goicoechea, hasta que en 2000 desapareciera hasta hoy día, pasando por la 2ªB fugazmente cuando Javi López se encarga de que la crisis sea momentanea. A día de hoy hay más posibilidades de mantenerse o descender increiblemente a 3ª que aspirar al ascenso. Los Pauleta, Giovanella,Salva Sevilla, Vellisca, Popescu, Michel Salgado, Catanha, Stelea, Corino, Silvani, Edu Alonso, Carlos Vela, Quique Martín, Makukula,Cesar Brito, Stinga, Del Solar o Marco Lanna han pasado a la historia para dejar su sitio a jugadores tan mediocres como Marcos Márquez, Souza, Cuadrado, Iñaki Muñoz, Yuma, Jonay o Borrego.
En mi opinión la solución no pasa sólo por la destitución de Balta debido a la mala temporada actual, sino más bien debido a la consecuencia de sus últimas temporadas gestionando el club. Un momento muy malo para regenerar el club a nivel económico, del cuerpo técnico y deportivo (jugadores). Perlas como De la Nava, uno de los mejores valores de los últimos años que ahora se pasea en el División de Honor, podría dar aire de frescura pero también puede ser un momento para cortarle su progresión y hundirle en una plantilla prácticamente muerta. Sólo se me ocurre una dimisión de Balta (debido a la Ley concursal) y que recale un entrenador motivador, que la afición tenga paciencia estando en la zona media baja de la tabla e ir perfilando un equipo de jugadores jóvenes y de proyección para buscar el ascenso de dos a tres años vista. Quizá la clave sea paciencia, apoyo y que los gérmenes que han demostrado durante varios años que no están preparados, huyan lejos de la Carretera Zamora.