El crecimiento de la comodidad deportiva (que frase más incongruente!) ha traído la figura del personal training. Un entrenador personal que se encarga de hacer un entrenamiento único y personalizado a un individuo al que le acompaña en cada momento de sus fatigas. La planficación en función de su estado físico, de su tiempo de ocio, de sus ganas de entrenar, de su biotipo, es mucho más compleja que la que se puede hacer a un deportista de élite o un equipo en deporte colectivo. Normalmente, sobre todo al principio, los individuos que contratan a este tipo de entrenadores son gente comodona, insegura de si mismo, que necesita de alguien que le ordene una rutina y que le arrastre hacia el deporte porque por si mismos no serían capaces de ni siquiera salir a correr cuarto de hora. La figura del personal training, según zonas, ha crecido bastante en los últimos años pero está en función de la comentada anteriormente cultura física. Otras personas son capaces de mantenerse en forma por si mismas, otras van a un gimnasio, donde la mayor parte del tiempo se dedican a hablar y socializarse y éstas con un poder adquisitivo mayor y con menos tiempo para su ocio, prefieren la estricta figura del coach personal. Una nueva tendencia es la del entrenador-psicologo- consejero-foro donde descargar sus penas, problemas y preocupaciones. Es el entrenador vitalista. Un "superman" que es capaz de poner en forma a un/a fondón/a, velar por su salud,controlar su nutrición, recuperarle de sus lesiones, aclarar sus sentimientos y solucionarle los problemas.
Me parece, sin duda, una figura que en las próximas décadas puede ser esencial en la cultura deportiva de los países desarrollados.
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