Hoy España ganó a Grecia. Ninguno se jugaba nada. Los griegos, el honor de venir como campeones e irse al menos con algún gol a favor, un puntito o una victoria. Los españoles plagados de suplentes y algo desmotivados tenían la oportunidad de ganar su último partido en esta Eurocopa. En el semblante de todos los internacionales se ve dibujado la derrota ante la azzurra, bien por el árbitro, por la mala suerte, por un rebote a falta de cinco minutos previo fallo clamoroso del delantero español, por los penalties o por el codazo del central italiano de turno. España B liderada por un gran Xabi Alonso y su escudero De La Red, estuvo fallona y timorata en el primer tiempo y algo entonada en el segundo ante un equipo que en la primera división española habría luchado con el Levante para ver quien sería el farolillo rojo. Muy previsibles los helenos y y bastante previsibles los españoles. Varios jugadores B españoles estuvieron irregulares en su actuación pero los laterales me dieron mejor impresión táctica que los titulares habituales. Una victoria más sobre la campana que al menos da recuerdo moral para si es necesario en momentos venideros. Esa previsibilidad de este partido refuerza mi teoría de la cantidad de equipos previsibles en esta Euro. El partido que más lo refuerza fue el pasado Austria-Alemania, dos equipos físicos, más el segundo, con poco talento en sus jugadores, nada en el caso de los austriacos, y con acciones que se les ve venir desde casa. Solo a balón parado marcan diferencias, positivas unos, negativas otros.
Mañana empieza la Eurocopa de los competitivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario